Javier García Blanco narra El ingrato destino de Angelo Soliman, el esclavo que fascinó a la corte de Viena tanto por sus habilidades como soldado como por su erudición, y que terminó expuesto en un museo.
«La sociedad de la Viena de la segunda mitad del siglo XVIII no sólo asistió al auge de los grandes compositores, sino que tuvo oportunidad de presenciar otras maravillas. Una de las más singulares fue, sin duda, la que encarnó el africano Angelo Solimán.
Nacido en torno a 1721 en territorio de la actual Nigeria, Solimán fue convertido en esclavo cuando era sólo un niño, y pronto pasó a convertirse en propiedad del entonces gobernador austríaco de Sicilia, el príncipe Johann Georg Christian Lobkowitz.»