Ali Anuzla, desde Marruecos, analiza el resultado de las elecciones y reclama reformas democráticas en el reino: El principal ganador en las elecciones marroquíes.
«Hasta en su esencia, esta Constitución, en virtud de la cual el próximo Parlamento y el próximo gobierno gestionarán los asuntos públicos de Marruecos, consolida los poderes más importantes en manos del rey. Con el transcurso de los días los marroquíes descubrirán hasta qué punto son limitados los poderes del presidente del gobierno. El papel del Parlamento no va a salirse del guión del control simbólico al gobierno que seguirá siendo «el gobierno de Su Majestad», no el «gobierno del pueblo marroquí», por una sencilla razón: el rey es su presidente real, no sólo porque el gobierno tendrá primero que rendirle cuentas a él antes de rendírselas al Parlamento, y porque también tiene derecho a destituir a sus ministros después de consultarle al presidente del gobierno y sin su consentimiento, sino porque preside el Consejo de Ministros que establece «las orientaciones estratégicas de la política del Estado», como estipula el artículo 49 de la nueva Constitución.»