Que Einstein tenía una personalidad peculiar ya lo sabíamos. Miguel Artime nos explica que era peculiar incluso para dar el pésame, como demuestra esta nota enviada en 1950 a Robert Marcus con motivo del fallecimiento de su hijo. El punto de vista de un físico (y creyente) ante la muerte. Einstein, original hasta para dar el pésame.
«Un ser humano es una parte de un todo, al que llamamos “Universo”, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Él experimenta por si mismo (sus pensamientos y sensaciones) como si estuvieran apartados del resto; una especie de falsa ilusión óptica producida por su consciencia. El esfuerzo necesario para liberarse a uno mismo de esta falsa ilusión es un problema que debe resolver la verdadera religión. No alimentar esta falsa ilusión, sino intentar superarla, es la única forma de alcanzar un nivel de paz mental asequible.»