Corren nuevos aires en Latinoamérica, vienen de Brasil.
Lula da Silva es el exponente político ya nombrado como La
Esperanza Brasileña. Las expectativas bullen en este ambiente, con los propósitos de inaugurar “la igualdad de oportunidades y la justicia social, la complejidad de la gestión económica en un escenario global, el realismo financiero y la transparencia en el gobierno” y que ello provoque un gran efecto dominó. Pero la
Negra sombra también acecha, como nos recuerda la
viñeta de Forges.