Aunque no son excesivamente conocidos, Brighton 64 fueron uno de los grupos más interesantes de los ochenta en España. Kiko Amat repasa su trayectoria en un texto que mezcla rigor y pasión. Brighton 64: la banda de la casa de la bomba.
«Cambié la plastilina por Brighton 64, y vaya si acerté. Yo tenía catorce años, y durante el verano en que finalizaba EGB, agosto de 1985, empecé a amar con locura al grupo. Al principio me enamoré sin haberles siquiera escuchado, solo admirando las fotos: dos desnutridos hermanos masai en trajes prietos y zapatos Jam, pómulos cincelados, cabellos en alta tensión, calcetines cegadores y camisas a topos. Cuando un amigo me grabó Haz el amor empecé a adorarles de un modo nuevo, intensificado pero aún lleno de mito y reverencia. Amé a Brighton 64 como chicos en otros países amaron a Bowie, Beatles o Roxy Music: con un anhelo aldeano de niño obnubilado, como las niñas adoran a los guaperas del Super Pop. Para mí, Brighton 64 eran inalcanzables popstars de otro planeta, superhéroes mod a los que emular tras la cerca extrarradial. Mis ídolos, por ridículo que suene.»