Ha llegado la hora de que en varios países árabes las fuerzas políticas islamistas lideren gobiernos de corte democrático. Abdalá Naser al Atibi analiza el por qué era impensable otro escenario: Los partidos islamistas de la teoría a la práctica.
«Para mí, y tal vez para Occidente también, este resultado no entra en la lista de cosas inesperadas. Incluso puedo ir más lejos y asegurar que la victoria de cualquier otra ideología en estas elecciones, teniendo en cuenta que la polarización ideológica es lo que normalmente toca tras épocas dictatoriales, no era lógica por varias razones que citaremos a continuación.
Primero: el deseo insaciable de la gente de cambiar el rumbo de un extremo a otro. Pasar al extremo opuesto de la antigua era, como una especie de revancha en busca de nuevas situaciones completamente diferentes a las vividas en los años duros. Y no hay un referente más hostil a la antigua era, con una posición clara, que el movimiento islamista Al Nahda.
Segundo: los pueblos árabes han convivido durante muchos años con elites gobernantes que han luchado contra el dominio del carácter religioso sobre la vida pública, haciendo llamamientos a la exclusión y la marginación de todo lo que acercara la palabra de Dios al corazón de la gente por miedo al crecimiento de la masa de los rivales islamistas.»