Manuel Jabois glosa el excelente libro Plomo en los bolsillos de Ander Izaguirre, un canto al ciclismo de esos que nos pone los vellos de punta a los aficionados a las dos ruedas. Amar el ciclismo.
«Plomo en los bolsillos pasa por los grandes nombres propios del Tour en una aventura extraordinaria que comenzó en 1910 con el famoso grito de Octave Lapize, ganador de una etapa de 326 kilómetros con las bicicletas de entonces, y aquellos caminos de cabras, que reunía “cinco monstruos que nadie conocía”: Peysourde, Aspin, Tourmalet, Soulor y Aubisque. “Lapize excavó la ruta de los mitos a golpe de dolor. Llegó a la cumbre del Aubisque gimiendo como un perro; tiró al suelo la bicicleta, se dirigió hacia uno de los organizadores del Tour y, cuando sus pulmones reunieron un poco de aire, cinceló la primera sentencia en las tablas del ciclismo: ‘¡Asesinos!”. El libro bebe de referencias inmejorables y destapa la esencia de campeones grandísimos, heroes de gestas prehistóricas, casi dioses. “He llegado muy lejos en el dolor”, dice Indurain. Gente como Bernard Hinault, del que dice el autor que era un ciclista “de triunfos brutales, que acumulaba etapas y sepultaba a sus enemigos con minutadas humillantes”, pero que procuraba pese a todo dotar a sus victorias de cierta elegancia. Por eso, paseando por los Campos Elíseos en la última etapa del Tour de 1979 y con trece minutos de ventaja sobre el segundo, Zoetmelk, y veintiséis sobre tercero, Agostinho, desencadenó un ataque brutal llevándose a Zoetmelk a rueda para batirlo al esprint bajo el delirio de los franceses.»