Aunque, al parecer, la mayor parte de la gente (sobre todo de los jóvenes) lo ignoran, España colonizó Filipinas durante 300 años. Las huellas lingüísticas del español allí son numerosas: Los restos de la impronta española en Filipinas, por Carmelo Mesa-Lago.
«Casi todo lo relacionado con el comer es en castellano: mesa, silla, cubiertos, cuchillo, cuchara, tenedor, servilleta, merienda, vaso y botella. “Platos” típicos son el lechón, el adobo (de cerdo y pollo), la caldereta (de cabra) y el arroz caldo; se conservan tapas, puchero, leche, repollo, calabaza, harina (sin h) y jamón (con h), pan y mantequilla, carne, calamares, patatas, chocolate, limonada, azúcar (asúkal) y manzana, pera, uvas, papaya, melón y pomelo. Partes del hogar y los muebles continúan siendo llamados puerta, ventana, cama, sofá, aparador y escaparate. Los meses y los días de la semana son en castellano. Lo mismo ocurre en la ropa: pantalón, blusa, zapatos, camiseta, calzoncillo, sombrero, corbata y algunas palabras antiguas como chinelas y saya.»