José Quiroga nos reseña una obra que retrata gráfica y literariamente una realidad habanera, pautada por el Malecón, el mar, en una noche en que todo muta, todo cambia.El Muro: The Wall
En El Muro Eduardo Hernández deja constancia de un momento en la noche habanera, en un lugar en específico. No sé muy bien si La Habana se ha balcanizado. No sé tampoco (no puedo decir) cuál es la relación entre los espacios — si la avenida de los Presidentes, o G, se ha convertido en el centro de la escena freaky o heavy metal, o emo, o si el malecón ha quedado más bien como el espacio para toda esta ciudadanía gay… Era aquella la época en la que corrían toda serie de cuentos, que tenían que ver con fiestas privadas, o fiestas de percheros, o redadas donde se encontraban turistas, maricones, lesbianas, proxenetas, italianos—todos aquellos que “descubrieron” La Habana y que la dejan nuevamente sola, cuando se acaba el frenesí.