Dos décadas después de la publicación de Nevermind, uno de los discos más emblemáticos de la historia del rock, Miguel López-Neyra analiza la compleja figura de Kurt Cobain. 20 años de Nevermind
«Sabemos que la historia terminó en 1994, cuando Kurt Cobain, cantante, guitarrista y compositor de la banda se pegó un tiro en la cabeza en su casa de Seattle. Su muerte produjo una especie de canonización en torno a su persona, pero ya antes se había convertido en un icono de enrevesados contenidos simbólicos. Había aparecido de la nada como el involuntario Mesías de toda una generación, había predicado tres años como Jesucristo y finalmente sacrificó su vida por nuestros pecados. O por los suyos. O por los de su familia. Quién sabe.»