Cuando empezamos a caminar, un reportaje de Martin Cagliani sobre el descubrimiento de un pie de Australopithecus que ayuda a explicar el cómo, el cuándo y la importancia del bipedismo.
«El paso en un ser bípedo no es algo sencillo. Hay que tener en cuenta una serie de acciones que deben darse en armonía para que no nos caigamos al suelo. Una de las piernas avanza, durante la fase de balanceo, usando la fuerza del dedo mayor del pie, y lo hace en una posición ligeramente flexionada, para finalmente extenderse a medida que el pie toma contacto con el suelo. Una vez que el talón se ha apoyado, la pierna se queda extendida y proporciona apoyo para que la otra comience su propio turno de balanceo.
Parece algo obvio y sencillo, ¿no? Pero tomemos al chimpancé, para comparar. Ellos no pueden extender la articulación de la rodilla para poner la pierna recta como nosotros. Esto significa que deben hacer mucha más fuerza para sostener el cuerpo mientras dan un paso. Nosotros, al poder trabar la rodilla en posición extendida, no tenemos que hacer fuerza. Pruebe permanecer de pie con las rodillas ligeramente flexionadas para darse una idea de la diferencia.»