Gabriel Zaid escribe sobre la prosa excelsa que a veces se esconde en las columnas periodísticas, y pone el ejemplo del mexicano Jose Alvarado: Las escaleras.
«Cuando se toma en serio el quehacer de todos los días, los milagros suceden: el inesperado heroísmo, la inesperada cortesía, el cielo despejado de la Ciudad de México. Pueden pasar inadvertidos, pero hay que agradecerlos. Más realidad tiene un día claro que muchos siglos de historia.
Dicho sea por un hombre que hizo más claro este país con su prosa admirable. Que se tomó el trabajo de escribir bien para los lectores de periódicos. Que hacía milagros con el aire sucio.»