Nacho cuenta la historia de Paul MacCready, quien llegó a construir un aparato volador impulsado sólo por la fuerza de su piloto. Cuando el problema no es el verdadero problema.
«Su Gossamer Condor fue el primero aparato de este tipo. Y una versión posterior de este ingenio, el Gossamer Albatross, fue incluso capaz de cruzar el canal de La Mancha entre las costas de Francia y Reino Unido, una distancia de casi 36 km.
De este modo MacCready consiguió hacerse con dos Premios Kremer, algo parecido a los actuales X-Prize. Impulsados por el industrial Henry Kremer, en 1959 éste comprometió a entregar 50.000 libras a aquel que lograra construir un aparato de “propulsión humana” capaz de volar 1,6 km (una milla) haciendo la figura de ocho a una altura mínima de tres metros sobre el suelo. Después subió la cifra a 150.000 libras para el artífice de un vuelo en las mismas condiciones pero que lograra cruzar el Canal.»