Las calles de Puerto Príncipe, un desolador paseo de Luis Castrillón por la miseria ya pasada de moda de la capital de Haití.
«Más adelante nos topamos con la prepotencia al abrirse paso de las Land Rover de lujo de los oficiales de alguna de las comisiones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), escoltadas por camiones abiertos con personal de las Fuerzas de Paz, los Cascos Azules, con sus rostros multinacionales y un cierto gesto de hartazgo que pareciera esperar con ansia el permiso de salida o el traslado a otro punto donde se requiera su presencia.
Sus uniformes verde olivo o caqui y sus cascos azules ni siquiera llaman tanto la atención de los haitianos, tienen casi una década o más moviéndose entre ellos, en misiones que no habían logrado ni comenzar un avance significativo en el apoyo a la nación cuando ésta ya se había resquebrajado por el terremoto, los huracanes y una epidemia de cólera.»