Íñigo Saénz de Ugarte pone en duda la actuación de los jueces británicos con los procesados de los disturbios de Londres, y alerta de la posibilidad de que hayan actuado más por “clamor popular” que ajustándose a la ley. Jueces enfurecidos.
«Jordan Blackshaw, de 20 años, y Perry Sutcliffe-Kennan, de 22, han sido condenados a cuatro años de prisión por alentar unos disturbios que nunca existieron. En sus páginas de Facebook, animaron a salir a la calle y unirse a la violencia en Warrington, una ciudad de 80.000 habitantes al este de Liverpool. Sutcliffe-Kennan montó una página web llamada “The Warrington Riots”, pero la borró al día siguiente después de despertarse con una buena resaca. Pidió disculpas y dijo que se trataba de una broma.
En realidad, nada ocurrió en Warrington, pero sus mensajes fueron suficientes para que un juez les condenara a una pena similar a la de asalto a mano armada sin daños graves para la víctima. El magistrado les comunicó que eran culpables de incitar a la violencia “en un momento en que la locura colectiva se había apoderado de la nación”.
Abogados y grupos de derechos humanos han descrito la condena como absolutamente desproporcionada. Afirman que si los acusados no tienen antecedentes, lo que es el caso, deberían haber sido condenados a la misma pena que hubieran sufrido un día antes de los disturbios.»