Un paseo por el París de las tumbas y lo tétrico, un turismo más oscuro, de la mano de Pedro Trujillo: Turismo fúnebre en París.
«El río Sena tiene el semblante marcado por los desenfrenos parisinos que relata: cadáveres en putrefacción, vapores de la orgía nocturna, sangre y vértigo han recorrido su monotonía lúgubre durante siglos. En 1438 una helada descomunal congela el Sena: una jauría de lobos merodea extramuros; las fieras hambrientas entran a París discretamente por las aguas entumecidas y comen a un niño. A finales del mismo año, en lo que hoy es rue de la Bastille, otro grupo de caninos irracionales embiste al ganado y devora a catorce parisinos. Días después, la enorme carroña de uno de los carnívoros será exhibida y paseada por toda la ciudad. Escarnio de los tontos.»