Guillermo López da unas cuantas buenas razones para dejarse bigote. Que no es que hicieran falta, pero bueno, ahí quedan. Dejarse bigote.
«2. Las estatuas: llenan plazas, parques y calles, y sospecho que están ahí por algún golpe de estado decimonónico o la sucesiva restauración monárquica. Pero incluso desde su ilustre anonimato hay algo que les hace merecedores del pedestal, y son esos bigotes de señor que iba a la guerra con sable, cantimplora y genitalia; los rifles para los de a pie. Después echas cuentas y ves que por esa época España perdió 9 sobre 10 de su imperio y que mucho que celebrar no había, pero a quién le importa; más mérito que aun así te monten la estatua. Monumentos al bigotazo, son.»