David Eduarte escribe dejándose llevar en su escritura sobre lo que significa que un artista suba a un escenario y empiece a tocar en un concierto. Adiós Hank Williams, adiós.
«El primero de enero 1953, en Oak Hills, Fayette County, el cantante de country Han Williams subió a su Cadillac celeste para ir a tocar en lo que sería el primer concierto del año. En ese corto viaje, del hotel donde se estaba hospedando al teatro donde realizaría su recital, Hank Williams murió. Las causas de su muerte siguen envueltas en especulaciones, algunos dicen que fue una sobredosis, otros un ataque cardiáco; otros, más aventureros, dicen que su trato con el diablo (todo cantante del sur estadounidense que se respete tiene uno) venció ese día. El punto es que cuando su chofer se avivó, y le dijo al señor Williams que habían llegado a su destino, Hank ya había muerto; su cuerpo, vestido como un prolijo vaquero de programa de televisión, yacía en el asiento de atrás de un Cadillac celeste. Tim Hardin, otro tipo simple, lo cuenta mejor en su canción “Tribute to Hank Williams”.»