La matanza en Noruega se puede inscribir en una tendencia de odio racial, islamofobia y fascismo que se extiende por toda Europa, y por eso no incumbe a los noruegos, sino a todos. Es lo que piensa Aslak Sira Myhre en Reflexiones políticas sobre la tragedia noruega.
«Yo también estoy convencido de que el asesino está loco. Para cazar y ejecutar a adolescentes en una isla durante una hora, tienes que haber perdido la chaveta. Pero, lo mismo que en el caso del 11 de septiembre de 2001 o en el caso de las bombas en el metro de Londres, se trata de locura con causa, una causa que es tanto clínica como política.
Cualquiera que haya echado un vistazo a las páginas Web de los grupos racistas, o seguido los debates online de los periódicos noruegos, se habrá percatado de la furia con que se difunde la islamofobia; del odio venenoso con que escritores anónimos escupen contra los “pijoprogres” antirracistas y contra toda la izquierda política. El terrorista del 22 de julio participaba en esos debates.»