Ha muerto el pintor Lucian Freud. Peio H. Riaño lo perfila en Adiós al pintor de la carne retorcida.
«Obsesionado en sus visiones, pasaba meses observando el efecto de la luz de una bombilla sobre los cuerpos de su modelo… antes de la primera pincelada. Sólo retrataba a amigos, familiares, amantes y colaboradores, porque no se veía capaz de profundizar en aquellos seres que no fueran conocidos. “Conocer algo de memoria permite adoptar más profundidad que ver nuevos lugares, por espléndidos e interesantes que puedan resultar”, aparecía escrita en una de las paredes de aquella exposición.»