Breve y bonito este texto de David Álvarez, hablando de una de esas funciones que cumple el periódico y que Internet no ha logrado suplir. El arrullo del diario.
«A quien más recuerdo es a una mujer de unos setenta con gafas blancas y el pelo recubierto de rubio. Empezó el periódico por la portada, fue pasando páginas, y calculo que no había alcanzado la mitad cuando se quedó dormida, con el artefacto despanzurrado cubriéndole el pecho, el vientre y los brazos. Quedaba a la vista un rostro de evidente placidez. »