Germán Márquez escribe sobre el cambio en nuestra relación con la naturaleza ejemplificado en las inundaciones y su distinta recepción ahora y en la antigüedad: Doble historia de las inundaciones
«Otro caso colombiano especialmente interesante en el que se relacionan las inundaciones con la civilización es el de los zenúes, cuya cultura floreció en las planicies de los ríos Sinú y San Jorge, reciente escenario de desastres. Los zenúes hicieron una adaptación muy creativa de su modo de vida a estas vastas regiones inundables: se trataba de modificar mínimamente el entorno creando zonas de cultivo elevadas por encima del nivel del agua, conocidas como camellones, alternadas con canales que redireccionan la inundación, sin pretender evitarla. Sobre los camellones, hechos del lodo fértil extraído para profundizar los canales, se cultiva y se habita, mientras los canales se llevan el agua, sirven para la navegación y proveen de pesca. El sistema, a pequeña escala, aún persiste. En estas culturas anfibias de las depresiones inundables del Magdalena y del Cauca se configuraron los mitos del Hombre Caimán y del Hombre Hicotea, representativos de la convivencia humana entre la tierra y el agua.»