Mucha sensatez y mucho conocimiento es el que muestra Joselu de las nuevas tecnologías y su aplicación en las aulas, aplicación para la que ni profesores ni alumnos tienen formación en estos momentos, y el pánico es el que suele vencer y todo sigue igual, o parecido. Miedo a la revolución digital.
«No es posible dar una clase convencional con un ordenador en la mesa del alumno. No es un instrumento más. Es el arranque de una pedagogía. Eso no quiere decir que los muchachos no compatibilicen su destreza digital con habilidades tradicionales como la escritura manual, el uso de libros físicos, realización de resúmenes y esquemas. Es más, son necesarios y no deben olvidarse. De la armonía en la interacción entre lo clásico y lo digital se desprenden el éxito o fracaso de una pedagogía. No hay que arrinconar a la escuela de siempre, ni hay que olvidar que el objetivo de toda enseñanza es el conocimiento. No se trata de abandonar un modo de hacer que se ha confirmado eficaz. El docente ha de explorar el potencial creativo del ordenador y de la pizarra digital que permiten prodigiosas ventanas al mundo.»