Estupenda esta reseña de Los misterios del señor Burdick, un libro compuesto de ilustraciones que incitan a contar cuentos sobre ellas. Y estupendo es que Lector Constante haya vuelto a su blog. La quinta silla terminó en Francia.
_ ¿Recuerdan a Richard Rubinstein, mi amigo productor? Fue él quien me envió el primer ejemplar de The Mysteries of Harris Burdick, de Chris Van Allsburg, con una nota que decía, con su letra puntiaguda: “Te gustará”. Eso era todo y, en realidad, no era necesario decir más. Me gustó.
The Mysteries of Harris Burdick es una serie de dibujos, títulos y epígrafes del epónimo Burdick, y los relatos no aparecen por ninguna parte. Cada combinación de dibujo, título y epígrafe es una especie de ficha de test de Rorschach, y acaba configurando más bien un índice de la mente del lector-observador que de las intenciones de Van Allsburg. Una de mis fichas predilectas muestra un hombre con una silla en la mano, dispuesto a todas luces a utilizarla como cachiporra si se tercia, que observa una extraña protuberancia de aspecto orgánico que se alza bajo la moqueta de un salón. El epígrafe reza: “Pasaron dos semanas y volvió a ocurrir”._