El canon literario de un país no es algo rígido. En Borges y compañía se da cuenta de cómo el listado de autores de lectura imprescindible para los argentinos puede actualizarse por distintas vías: mercado, estado e intercambio entre críticos. A veces, el resultado es acertado y provechoso.
«…hace poco hubo otra noticia que pasó algo más inadvertida y tendrá un peso más relevante en el futuro: la Dirección de Educación y Cultura de la provincia de Buenos Aires convocó a un comité de críticos y escritores para establecer un listado de libros que serán comprados y distribuidos en 6 mil bibliotecas escolares, y que servirán como orientación para el dictado de las materias de literatura en el secundario. O lo que es lo mismo: crear una “Biblioteca básica de literatura argentina” que actualice el listado de autores de lectura imprescindible para los alumnos, que hasta ahora dependía más bien de los gustos y humores de profesores y maestros.»