Germán Machado escribe sobre la dificultad de traer al presente a un poeta olvidado, y lo hace pensando en el poeta uruguayo Pedro Piccatto, a quién dos ediciones intentan recuperar: Desolvidar a Piccatto.
«Así y todo, la sentencia de Benavides parece inamovible: el nombre de Piccatto poco dice a las nuevas generaciones. Pedro Picatto, puede decirse, es un poeta olvidado.
Claro que dicha sentencia no tiene por qué ser irreversible. Basta que las nuevas generaciones vuelvan a poner en circulación la poesía de un autor para que esta reviva, salte de los anaqueles mohosos y oscuros de las bibliotecas y llegue a las manos de lectores que, sin importar la insignificancia que el nombre del poeta pueda tener en el presente, encuentren en su poesía la emoción que perdura más allá de los nombres y los tiempos.»