Álvaro Matus cuenta como —desgraciadamente— el concepto de “belleza” ha sido desterrado de la crítica y reseña literaria, por inadmisible. La belleza y el temor Vía @hijotonto
El primer ataque a la belleza en el arte lo asestaron las vanguardias. Desde el futurismo en adelante, el arte se convirtió en una manera de reflexionar críticamente sobre la sociedad y de rescatar un mundo más arcaico. De allí que se diera tiraje a las fantasías oníricas y a las experiencias con ciertas drogas. Más tarde, el posmodernismo postuló que la oposición entre belleza y fealdad se había disuelto. Bueno, también se dictaminó la muerte del arte, de la novela, del autor, de Dios, de la Historia… pero aquí estamos todavía, resistiendo, enamorados de la belleza, a pesar de las películas de Lars von Trier, los tiburones de Damien Hirst y cuanto artículo nos quiere hacer creer que se trata de obras “interesantes”.