Javier Rodríguez Marcos echa un vistazo a la situación de los textos clásicos en la edición española, inmersos en la misma crisis que el resto de libros pero con algunos extraños repuntes esperanzadores. Los textos inmortales arrastran una mala salud de hierro.
«Las sucesivas reformas educativas han colocado las colecciones de clásicos de sellos como Castalia, Biblioteca Nueva, Espasa o Cátedra ante un panorama que Josune García, directora editorial de esta última, califica de “desolador”. Miles de estudiantes se acercaron al canon de la literatura española abriendo las tapas negras de la colección Letras Hispánicas de Cátedra. La serie sigue viva se acerca al número 700, pero las alegrías pasadas se han transformado en cautela. Por dos razones. Una: en la Enseñanza Secundaria no hay una serie fija de títulos recomendados para toda España sino que varía por autonomías. Y dos: el número de alumnos de letras en la universidad ha bajado radicalmente. El resultado es una caída drástica de las tiradas. Los entre 7.000 y 10.000 ejemplares de hace dos décadas se han reducido a 3.000.»