Otis B. Driftwood defiende algo que parece obvio, pero que necesita ser defendido: los políticos han de estar siempre dispuestas a contestar preguntas y explicarse; pero no se queda en la queja y apunta a los periodistas: ¿dónde están? ¿por qué lo permiten? El papel de la prensa: Sin preguntas no hay cobertura (excepto casi siempre).
«Pero este problema no es sólo exclusivo de los políticos, sino que en gran parte ha de ser trasladada la culpa a los periodistas y a los medios de comunicación que les envían a cubrir esas ruedas de prensa sin preguntas. La responsabilidad del periodista es informar, pero también tiene la obligación de obtener esa información, de ser crítico con quien la emite y de escarbar mucho más allá del punto donde el objeto de la noticia (el político, en este caso) pretende poner la barrera. Leemos muchas veces del derecho a informar de un periodista o de un medio, y de cómo defienden ese derecho con uñas y dientes cuando éste es limitado. Bien, pero a ese derecho hay que unirle la obligación de informar. Y, mientras que ésta no es una obligación legal, sí debería ser un deber moral, por encima de ideologías y de intereses del negocio. No ocurre demasiado, pero como ciudadanos tenemos derecho a exigir que así sea. No existe libertad de expresión si conscientemente no se ejerce.»