El que haya visto jugar a Petrovic no se habrá olvidado de él. Por eso merece la pena este Drazen (cinco notas para un futuro ensayo sobre Drazen Petrovic) de Mauricio Salvador, porque aunque son sólo apuntes, recuerdan al mítico jugador en su controvertida relación entre baloncesto y nacionalismos.
«3.- Vlade Divac y Drazen Petrovic llegaron el mismo años a la NBA. Ambos formaban parte de la selección yugoslava de basquetbol, el “Dream Team europeo”. La anécdota dice que Vlade y Drazen hablaban por teléfono todos los días, se apoyaban, se contaban cosas, hacían lo que los amigos suelen hacer. Pero a raíz del desmembramiento comunista hubo aires nacionalistas, tensiones étnicas. En una final Divac interceptó a un aficionado que entró a la cancha con una bandera de Croacia. Lo hizo porque ellos eran el equipo de Yugoslavia, y no el de Croacia o Serbia o Bosnia. El episodio se desbordó mediáticamente. Divac se convirtió en un héroe para los serbios y en un “Chetnik” para los croatas. Drazen, que se sentía croata antes que nada, rompió la amistad con Divac.»