Del correr y escribir, la novelista Joyce Carol Oates reflexiona sobre estas dos actividades buscando puntos comunes.
«¡Qué curiosa experiencia! Si no hubiera pasado esas sesiones corriendo no habría podido escribir la novela. Además, pienso, ¡qué perverso! Estar viviendo en una de las ciudades más bellas del mundo, Londres, y pasársela soñando con una de las ciudades más problemáticas del mundo, Detroit. Pero, por supuesto: los escritores están locos. Cada uno de nosotros –eso nos gusta creer–, a nuestra única e inimitable manera.
Tanto correr como escribir son actividades fuertemente adictivas. Las dos están, para mí, ligadas a la conciencia. No puedo recordar un momento antes de haber corrido, ni puedo recordar un momento antes de que escribiera.»