Al grano: al menos parte de los daños materiales (y sus consecuencias en daños a personas) en el terremoto de ayer fueron debidos a la especulación inmobiliaria de los últimos años. Eso sostiene Jesús Gómez en una durísima y temo que justísima diatriba contra nuestros empresarios corruptos y nuestros gobiernos: Pacto de silencio.
“El País, noticia de enero de 1990: «Expertos españoles denuncian el incumplimiento de las normas de seguridad sísmica en edificios». El boom inmobiliario acababa de empezar. La costa mediterránea y la atlántica andaluza no se habían convertido en lo que son hoy, un muro de ladrillo. Imaginen en qué punto estamos en el año 2011, después de la barra libre, si hace veintiún años se afirmaba esto: « No se puede decir que todos los constructores incumplan las normas de seguridad, pero sí casi todos.» «Si se produjera un seísmo de intensidad fuerte, muchos hoteles de las zonas costeras caerían como naipes.» «Me temo que no se cumplen casi nunca las normas de seguridad de los edificios frente a los seísmos. Se ha optado por tomar la actitud del avestruz.» En todos los casos, eran opiniones de sismólogos y geofísicos de instituciones públicas.”