David Álvarez nos cuenta las historia de un funcionario japonés que entrenándose al margen de la federación o de cualquier programa o ayuda oficial acaba de clasificarse para los Mundiales de atletismo del próximo verano: El héroe oficinista.
«La federación no contaba con tener que enviar a alguien así al mundial. Tras los Juegos de Pekín creó un programa específico para maratonianos, que empezó a tambalearse ese domingo: «Kawauchi encuentra tiempo para entrenarse y se lo paga de su bolsillo —decía Yasushi Sakaguchi, responsable del programa—. En el equipo oficial hay muchos corredores perezosos. Deberían ser más humildes y hacer como él». El 4 de marzo, cuando Kawauchi era ya modelo de esfuerzo y éxito en Japón, se canceló el programa de maratonianos.
No le esperaba la federación, y no se esperaba él mismo: «Hacia la mitad de la carrera iba en el grupo de cabeza, y me preguntaba: “¿Es éste mi sitio?”». Después, alrededor del kilómetro 30, se descolgó y parecía que cada elemento regresaba pacíficamente a su lugar.»