Jaime Rubio nos cuenta su estancia en Guantánamo y cómo fue él el que dio la pista definitiva para encontrar al terrorista más buscado del planeta: Yo delaté a Bin Laden (hala).
«—¡Hala!
Esta interjección recibió como respuesta varias patadas en la boca y un discurso sobre la religión verdadera que yo diría que no venía a cuento.
Durante el tiempo en el que estuve encerrado, me exigieron bajo terribles torturas que les diera información útil, a lo que respondí con los horarios del metro de Barcelona y cómo bajarse Fringe gratis. Al parecer esto no les pareció suficiente, imagino que porque no tendrían pensado ir de vacaciones a Barcelona —no me extraña, con lo caro que está todo—, así que procedieron a someterme a toda clase de torturas: me pusieron música de Amaral, Extremoduro, Pegatina y Justin Bieber, entre otros y en ocasiones a la vez; rascaron una pizarra en mi presencia; me obligaron a participar en la representación teatral de El diario de Noah (ante la ausencia de ancianas, tuve que representar el papel de la señora con alzheimer); me hicieron caminar un rato; un imitador de Steve Urkel se pasó más de diez horas preguntándome si había sido él…»