Un poco más sobre la muerte de Osama Bin Laden. Miguel Santa Olalla se pregunta si esta operación militar implica una victoria para los sistemas democráticos.¿El triunfo de la democracia?.
«El ataque de hace una década iba al corazón de occidente, se decía. La victoria de eliminar al líder terrorista corresponde a Estados Unidos, que está vendiendo al mundo (a “su” mundo) la noticia como si fuera también un triunfo moral. Se habla del fortalecimiento de la democracia y de la paz en el mundo. Y no faltarán quienes se lo crean, olvidando en esta ocasión que la existencia de un enemigo parece ser una baza política irrenunciable. Papel que han desempeñado los rusos, el propio Gadafi y en los últimos años ciertos grupos islamistas. Historias de buenos y malos que terminan siempre de la misma manera: con el fortalecimiento de las barras y las estrellas como símbolo del orden mundial. El poder consiste precisamente en esto: no en tomar tal y cual decisión y llevarla a cabo. Aún más poderoso es quien es capaz de decidir cómo se va a interpretar el hecho, cuál va a ser la recepción pública aplastante de tal o cual noticia. »