Muy bonita la reseña que Álvaro Pons hace de la versión más mítica de La Patrulla X, aquella escrita por Chris Claremont y dibujada por John Byrne, que tanto marcó la adolescencia de muchos de nosotros. La imposible Patrulla X.
«Posiblemente la clave es tan sencilla que a veces se pasa por alto: Claremont llevó al cómic-book los mecanismos del culebrón. Si los autores de los años 40 pusieron su vista en el cine para incorporar elementos de narrativa cinematográfica en las tiras diarias, Claremont se fijaba en el medio por antonomasia de los 70 para enlazar aquello que tenía éxito en la narrativa por entregas televisiva en su equivalente en los kioscos. Y bien que lo hizo: sus tebeos son, evidentemente, de temática superheroica, pero a poco que uno rasque un poco se da cuenta de que el vehículo de esa temática ya no es la propia reflexión sobre los poderes, el conflicto del héroe que tanto había remarcado Stan Lee en todas sus creaciones. El foco se había desplazado del drama interior a una tragedia de relaciones personales, de conflictos emocionales y amorosos que jugaban en el filo del melodrama más exagerado, pero acertando plenamente en tocar todas esas cuerdas que hacen del “soap opera” un fenómeno adictivo: la muerte de Jean Grey ya no es tan importante por el sacrificio heroico de la mutante, sino por el drama que descubrimos en Cíclope al perder a su amada; la relación entre Cíclope y Fénix no será un seguido de problemas por sus responsabilidades, sino por la presencia de Lobezno… »