Sergi Puertas nos habla de ese tío que tenemos delante, que conocemos todos, ese que vive en la puerta de al lado o que está ahora mismo haciendo ruido en la calle; ese que trabaja con nosotros o que nos responde cuando miramos al espejo. Ese tío.
«¿Y qué me dicen de ese otro tío? En cuanto se tome otro vino se arrancará a rememorar viejos tiempos y a cargar contra la generación ni-ni. Que si los chavales de ahora son unos subnormales, que si son unos vagos, que si namás saben montar botellones y zampar pastis, que si patatín que si patatán. Yo argumento que también nosotros fuimos subnormales y también nosotros fuimos vagos, y le recuerdo la de veces que estampamos nuestro vómito en mitad de la acera. Que no es lo mismo, dice él. Que aquello era otra cosa muy distinta. »