Para los que, como a mí, desagrada profundamente el más pequeño calambre, esta recopilación de anécdotas de electricidad aplicada a humanos de Fernando del Alamo os pondrá los pelos de punta: Electricidad en el ser humano.
«En una ocasión, un estudiante resentido de la Universidad de Cambridge conectó una bobina de Tesla (que genera unos 40.000 voltios) al urinario de cobre que solía utilizar el profesor causante del descontento. Como el suelo del servicio estaba húmedo. su cuerpo (y el chorro de líquido que lo acompañaba) formaba un excelente camino conductor desde el urinario hasta el suelo. Según un informe posterior, el profesor no solo mojó los azulejos de encima del urinario, sino que además regó una ventana situada a unos dos metros de altura.»