Una apasionada (y extensa) defensa de la poesía como arma y sostén ante realidades tan putrefactas como la que hiede en buena parte de México, un texto de Pedro Serrano que engarza poesía y realidad social y política. Una declaración.
«Al leer este poema sentí de manera contundente lo que he estado tratando de rodear en estas defensas: la palmaria necesidad de la poesía, la fuerza que tiene para dar, de uno a uno, lo que somos todos, y lo indispensable que nos es para vivir. La poesía es inmortal y pobre, como escribió Borges, y su condición humilde es nuestra defensa más honda. Cada una de las muertes de la violencia generada por la prohibición del uso de drogas en México está ligada a la imperdonable autorización de venta de armas en los Estados Unidos. El dinero que este negocio produce ha hecho pasar por ley en el Congreso de los Estados Unidos la ignominia, y su resultado es la autorización de un crimen y otro. Gracias a los millones que han invertido las compañías interesadas se ha convencido a miles de individuos en los Estados Unidos de que estas dos leyes paralelas van en su beneficio. Hasta que no los toque en carne propia. Es necesario hacer sentir esta realidad a un mayor número de personas y convencerlos de que esas dos leyes gemelas tienen que cambiar. Es impostergable. Y por alguno de los dos países hay que empezar. Hasta que no se convenza a los votantes estadounidenses, o hasta que no cambie la composición de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, no se va a poder echar atrás una ley irresponsable, e impune, culpable indirecta del asesinato de muchos hombres, mujeres y niños. Una manera de empezar a alcanzarlo, en los Estados Unidos, es hacer público el vínculo entre la bala que mató a una persona y la tienda en la que se vendió el arma de donde esa bala salió, no en estadística, sino individuo tras individuo. Los poemas nos pueden ayudar. La otra, más a la mano, es exigir que el gobierno de México se decida por fin a agarrar al toro por los cuernos y legalice las drogas.»