Así como muy serio, Miguel Noguera nos habla de tres personajes que son recurrentes en sus paseos de puto vago por Barcelona. Itinerarios y periplos: Tres perfiles.
«Bueno, pues el otro día estaba yo tomando un café en el Pans & Company que hay al lado de mi casa; ahí sentado to’ tranquilo, pim pam, con mi cafelito, mi librooo… Y en eso que alguien golpea el ventanal desde la calle, ¡era el viejo del sombrero! Se dirigía a mí a través del cristal, muy contento, gesticulando medio desdentado. Por lo visto al viejo le había parecido la bomba verme en otra cafetería, en otro momento del día. Quería que celebraráramos esa pobre coincidencia, estaba eufórico. Jamás nos habíamos cruzado palabra con anterioridad, ni siquiera una mirada cómplice, nada en absoluto. Pero ahí estaba el viejo, más vivo que nunca, señalando vagamente hacia el bar donde ambos desayunamos, a varias manzanas de allí. Balbuceaba algo inaudible mientras reía, parecía que quisiera comunicarme que un gran circo había llegado a la ciudad, que había charangas en las calles, yo qué sé, gente con bombos que yo no podía oír; pero qué va, lo que le volvía literalmente loco era la chorrada de que nos hubiéramos encontrado por casualidad fuera de nuestro lugar habitual. »