Sobre el cine post-porno y de sexualidad mutante, Diego Trerotola: De carne somos.
«En contra de la idea de un porno femenino que tipifique a las mujeres, ellas son queer, de género mutante, en cada paso de su tour (o sea en los shows, pero también en medio de la ruta, en las noches de juerga y en la más trivial caminata), dinamitan la idea de una tendencia de conducta o cualquier parámetro para pensar el lugar de la mujer (no hay tal lugar, hay caminos por todas partes, hacia todas partes y por esas rutas se pierden). Esa desviación rutera es lo que trasforman en show erótico en cada acción, arrimándose al Georges Bataille que propone que “el erotismo es para mí el desequilibrio dentro del cual el ser se cuestiona a sí mismo, conscientemente. En cierto sentido, el ser se pierde objetivamente, pero entonces el sujeto se identifica con el objeto que se pierde. E incluso puedo decir: en el erotismo, yo me pierdo”»