Partiendo de la serie televisiva The Wire como un paradigma de las series de calidad actuales, Manuel de la Fuente analiza las características de su éxito: The Wire (David Simon, 2002-2008).
«Todo esto se articula en un relato coral, en el que las diversas historias en que se divide la trama confluyen en determinados momentos. Para ello, Simon ha estructurado la serie en diversos niveles narrativos. De nuevo aquí vemos los ecos de Expediente-X, ya que en aquella serie, Chris Carter establecía niveles en la narración: por un lado, estaba la historia autoconclusiva de cada capítulo; por otro lado, estaba la macrohistoria de la serie (la invasión alienígena y la resistencia desde la Tierra); y, en tercer lugar, cada temporada marcaba la evolución de los personajes principales. En The Wire esta estructura narrativa es aún más explícita, puesto que a cada temporada le corresponde un bloque temático o diana específica de denuncia social. Se trata de un aspecto que se ha repetido muchas veces, pero que conviene destacar de nuevo: la temporada 1 analiza el tráfico de drogas en la calle; la temporada 2, los sindicatos norteamericanos y sus connivencias con la mafia; la 3, la clase política; la 4, el sistema educativo; y la 5, los medios de comunicación. Se trata, así pues, de una estructura narrativa que articula una voluntad de retrato global de la sociedad»