El mundo del fútbol vive en el derroche constante, siempre muy por encima de sus posibilidades y con el privilegio de que sus deudas gigantescas son perdonadas una y otra vez por el gobierno de turno. Fernando Hidalgo, La Liga de los despilfarradores. [Ref.: Periodismo humano]
«La exigencia de los presidentes del fútbol español a la hora de pedir prebendas al Gobierno contrasta con la flojera que en el cumplimiento de sus obligaciones que hasta la fecha han mostrado. Los dirigentes no solo han endeudado a sus entidades, sino que han dilapidado todo su crédito como gestores, al tiempo que con sus actuaciones han puesto en cuestión la legitimidad de toda la estructura del fútbol profesional español, empezando por el propio presidente de la Liga de Fútbol Profesional, José Luis Astiazaran, que en su época como presidente de la Real Sociedad no solo contribuyó a la quiebra del club, sino que también estuvo siempre bajo sospecha de una dudosa contabilidad. Según el informe concursal que enjuició la gestión del club vasco, en la Real se mantuvieron «prácticas contables no acordes a principios y normas de general aceptación», que habrían llevado «a falsear las cuentas en unos 20 millones de euros para mejorar la situación económica y financiera de la entidad».»