El pirata Barbarroja ataca las costas italianas con el encargo de un sultán: capturar a la considerada en la época mujer más bella del mundo. Así empieza la breve crónica de José Antonio del Valle sobre Giulia Gonzaga: La más bella del mundo.
«La escuadra estaba al mando del famoso corsario Barbarroja y su objetivo no eran las riquezas que aquella localidad pudiese atesorar sino una persona en particular, Giulia Gonzaga, la mujer más bella del mundo según cantaban los juglares y que el corsario había prometido conseguir para el harén del sultán Solimán el Magnífico. Giulia Gonzaga nació en el seno de una familia de la nobleza italiana y fue desposada a los catorce años con Vespasiano Colonna, conde de Fondi y duque de Taretto, perteneciente a una de las familias más poderosas de la época. Tras la muerte de Vespasiano tres años después de la boda, Giulia no se volvió a casar, rodeándose en su palacio de una corte de artistas y eruditos típicamente renacentista que le valió fama mundial e hizo que los cantos inspirados en su belleza resonaran por toda Europa y llegaran a oídos del mismo Sultán otomano.»