¿Sabían que existen de verdad los escritores de programas de mano para conciertos? Pues James M. Keller es uno de ellos, y escribe este artículo como explicación de su poética y loa al género: Programas de mano.
«Más de tres décadas después, al cabo de varios cientos de notas de programa escritas, ésos siguen siendo mis preceptos fundamentales. Con los años he desarrollado también algunas opiniones acerca de este género literario menor, y hacia dónde debe apuntar. Pero antes vale la pena dejar en claro que los programas de mano no siempre son una necesidad. Con frecuencia asisto a conciertos donde el programa de mano es simplemente una hoja con la lista de obras y los nombres de los intérpretes. Y de seguro muchos nos identificamos con esa combinación de temor y ansiedad que acompaña el proceso de abrir por primera vez la caja de un disco compacto, sin saber si adentro encontraremos notas explicativas o no.
Me sorprendió saber que, durante el primer tercio de su historia, la Filarmónica de Nueva York no entregaba programas de mano a su audiencia. La orquesta fue fundada en 1842 y, hasta finales del siglo XIX, sus programas consistieron en una simple hoja doblada, cuatro páginas apenas suficientes para dar los nombres de las obras, identificar a los músicos, anunciar el siguiente concierto y, ocasionalmente, ofrecer alguna información breve sobre el solista.»