Ya saben, el Tribunal Supremo rechaza la legalización de Sortu. Hicieron una ley de dudosa moralidad que establecía reglas exclusivas para legalizar un partido: ahora que se cumplen, entonces se crean otras. Íñigo Sáenz de Ugarte comenta el fallo: Apariencia de legalidad en el Tribunal Supremo.
«ste rechazo no es genérico, sino concreto y referido a ETA. No utilizan la palabra “condena”, pero sólo desvirtuando el idioma se puede afirmar que las palabras “rechazo firme e inequívoco de todo acto de violencia y terrorismo y de sus autores” no significan lo mismo.
La ilegalización de un partido político es siempre una decisión dramática en cualquier democracia. Digamos que ahora existe una ley que hay que cumplir. La clave sólo puede ser respetar la letra de esa ley, y no referirse a su espíritu y a otros aspectos sobrenaturales. Sortu ha redactado esos estatutos en función de lo que le exige la ley (que obviamente se redactó pensando única y exclusivamente en la izquierda abertzale).»