Reflexión de Jorge Toledo sobre la antigüedad del concepto de open source y su utilización en la arquitectura como parte de su naturaleza: ¿Puede la arquitectura NO ser open source?
«No sólo la arquitectura tradicional, sin arquitectos, ha ido copiándose y mejorándose a sí misma, sino que incluso dentro de la profesión (aun siendo regulada, elitista y casi oligárquica estadísticamente hablando) ha existido siempre una tendencia similar: en los estudios tipológicos, en los catálogos de detalles constructivos, en diversas revistas de arquitecura, todo va dirigido a transferir el conocimiento entre arquitectos. Al comenzar a hablar de licencias o patentes abiertas con otros colegas, me he dado cuenta de que a muchos les sonaba casi absurdamente obvio el concepto. Si yo llevo toda la vida copiando, adaptando y reutilizando soluciones de otros; ¿qué hay más abierto que eso?, me decían.
Y sin embargo, los hay que se plantean lo contrario. Ya sea con el argumento de la “obra artística intocable” esgrimido por Calatrava más de una vez, o con una igualmente retorcida exigencia de derechos de autor que reivindicaban hace no mucho desde el COAS —y criticaban muy acertadamente en el blog N+1—, los hay que parecen decididos a convertir la arquitectura en un producto comercial propietario hasta el límite de lo posible.»