En mitad de tantas consideraciones sobre la tragedia de Japón, Álvaro Llorca se centra en un aspecto diferente y se pregunta ¿Qué puede hacer el deporte por Japón?.
«Para lo bueno y para lo malo, el deporte se ha utilizado con el fin de transmitir cierta idea de normalidad en la población tras experiencias traumáticas, como ocurre en el caso de los conflictos armados y las grandes catástrofes naturales. “Cuando un conflicto toca a su fin, desde Kosovo hasta Kabul, el fútbol es el primer indicio de que una sociedad está volviendo a la normalidad”, escribía Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París (IRIS). Uno de los ejemplos positivos que cita el especialista francés es el de Haití, adonde la selección de fútbol brasileña se desplazó para disputar un partido amistoso, poco después de que el país centroamericano sufriera unas revueltas que acabaron con la marcha de Jean-Bertrand Aristide y unas graves inundaciones. Aquel partido tuvo un efecto anímico muy positivo sobre una población deprimida.»