La cascada de noticias que llegan desde Japón hace temerario animarse a recomendar algún texto al respecto, pero este análisis sin esconderse pero sin alarmismos de José Cervera merece la pena ser leído con atención. Fukushima: ¿qué pasaría en el peor de los casos?.
«Lo primero que destaca es que el proceso no es instantáneo, sino bastante lento; de horas o días.
Para mantener el núcleo a la temperatura adecuada mientras se paran por completo las reacciones nucleares (lo que lleva más o menos una semana) hay que conseguir que la vasija del reactor esté llena de agua.
En condiciones normales las varillas de combustible están cubiertas por un par de metros de agua ultrapura, destilada y liberada de cualquier sal para evitar corrosiones y también para que la radiación del núcleo no actúe sobre estas sales convirtiéndolas en radiactivas.
Este agua circula por medio de bombas eléctricas extrayendo el calor del núcleo. Al detenerse las bombas la temperatura y la presión de la vasija aumentan y el nivel de agua disminuye.»