Parece que en Marruecos los vientos de cambio son más moderados que en sus vecinos árabes, pero las manifestaciones pacíficas del pasado 20 de febrero puede que consigan poco a poco cambios en el régimen. Al Hasan Aashi comenta las posibles consecuencias y lista las reformas necesarias: Marruecos en el camino de la reforma política. Por su parte, Taufiq Buashrín habla de Las victorias del Movimiento del 20 de febrero.
Al Hasan Aashi: «No obstante, estas medidas no responden a las demandas esenciales de las manifestaciones y además tienen un efecto muy limitado y pueden incluso tener un efecto contrario o inapropiado. Además, las subvenciones de productos de primera necesidad como la harina o el azúcar se transfieren en su mayor parte a los bolsillos de los mediadores de los dueños de molinos y panificadoras sin que el efecto llegue al consumidor final. Algunas industrias que se benefician de las subvenciones al azúcar exportan sus productos al extranjero, lo que impide que las familias marroquíes se beneficien de ellas. Además de esto, un reciente estudio oficial demuestra que los grupos con poder adquisitivo, especialmente en las ciudades, son los que más se benefician de la parte insignificante de subvenciones que llega a las familias marroquíes a costa de las familias necesitadas que viven en el campo en un porcentaje del 70%. A pesar de los numerosos errores del sistema de ayudas al consumo en Marruecos, el gobierno no ha podido reformarlo de modo que se pueda dar un mejor uso al dinero público. A modo de comparación, el presupuesto anual de ayudas al consumo en Marruecos en los últimos años se ha comido de media el equivalente a quince veces la cantidad destinada a la lucha contra la pobreza en las zonas marginadas.»